Jose Ángel Armada Sarria
General de Brigada de Infantería
ALTERNATIVAS AL ACTUAL
SISTEMA DE FORMACION
DE OFICIALES
A
- En todo caso, para evitar los problemas detectados en el sistema de acceso actual se debería volver a la oposición. De todos es conocido el que las notas del bachillerato dependen mucho del colegio elegido y, por otra parte, las notas de selectividad depen- den más todavía de la Comunidad Autónoma de que se trate.

Como además el sistema de oposición es una verdadera prueba de vocación, creo que sería el sistema más justo e igualitario.

En fin, seguramente existen más y mejores soluciones pero lo importante es profundizar en su estudio para resolver la situación creada por esta ley tan nefasta.
nte la promesa del Partido Popular al incluir en su programa electoral la reforma de la nefasta Ley de la Carrera Militar, se abrió para muchos la esperanza de que se pudieran solucionar muchos de los males creados por dicha ley. Actualmente ya se están llevando a cabo estudios para su reforma en lo que atañe a la política específicamente de gestión de personal. ¡Ojalá que se pueda reducir el sufrimiento causado en tantos de nuestros compañeros con la aplicación de esta ley! Sin embargo, queda todo pendiente respecto a lo referente a la enseñanza militar.

Por eso, ante el “revuelo”, (según Santiago Avila), creado en cuanto a la enseñanza de formación de oficiales y teniendo en cuenta que no se ha expuesto ni un solo argumento que avale el actual sistema, tal vez es conveniente abrir un tiempo de propuestas que supongan alternativas al mismo y solucionen los problemas creados.

Por supuesto que existe, y para mí sería lo ideal, la posibilidad de derogar completamente el sistema establecido en la ley y perfeccionar el anterior sistema en aquello que fuera conveniente. Esto supondría, manteniendo el esquema fijado en 1992, poner en cuestión y estudiar en profundidad los planes de estudio y la gestión de personal en cuanto al profesorado y a los centros de enseñanza. No tendría por qué ser un inconveniente el que los profesores de aquellas materias no militares fueran civiles idóneos, con lo que se conseguiría que la ratio de profesores militares/alumnos disminuyera según las necesidades de la gestión de personal.

Pero, en mi criterio, cualquier solución debe pasar por volver a dar a la carrera militar la categoría que debe tener. Considero un menosprecio y hasta una ofensa hacia ella, el que para ser un oficial se deba obtener previamente un grado de otra carrera universitaria. El argumento de que consiste, por el contrario, en darle prestigio pues se la trata como a cualquier ingreso en un cuerpo superior de funcionarios, (diplomáticos, etc.), para lo que se exige un título universitario previo, es una gran falacia. Y es una falacia porque en esos casos existe una verdadera oposición para su entrada en la escuela correspondiente y posteriormente el tratamiento recibido, en todos los aspectos, es completamente diferente. Además el grado previo no interfiere en el tiempo de formación específica de cada caso, como sucede en nuestro actual sistema en el que la formación militar pura está completamente influenciada por los estudios de ingeniería que se imparten a la vez.

Pero, dado que existe la posibilidad de que el Ministro no crea conveniente la derogación completa del sistema actual, sí se pueden estudiar diferentes alternativas. En todas ellas considero que se debe alcanzar un objetivo irrenunciable, como es el considerar la carrera militar como cualquier carrera universitaria, y por tanto, como un fin en sí mismo. Con esta premisa indiscutible se podrían estudiar las siguientes alternativas:

- Establecer el título de oficial como un grado de “Seguridad y Defensa “. Para ello esta solución debería ser aceptada por el Ministerio de Educación y además, dado que la formación universitaria se encuentra transferida a las Comunidades Autónomas, debería tener un nivel nacional, como los estudios de la UNED, por ejemplo. Las materias no específicamente militares podrían ser impartidas por profesores civiles, como los que hay ahora en los CUD (Centros Universitarios de Defensa).

Esta solución tiene la ventaja de que, dado que la ley exige para ascender a Teniente Coronel la posesión de un “master”, éste podría ser precisamente el de “Seguridad y Defensa “impartido por el CESEDEN, verbigracia.

- Mantener el esquema actual, pero sin supeditar el título de oficial al de obtención del grado de ingeniería. Ello supondría mantener los CUD como actualmente. Se deberían establecer unos límites racionales de aprovechamiento en esas asignaturas para que no se pudieran tomar a beneficio de inventario y se pudieran convalidar como estudios universitarios.

Esta solución tiene la ventaja de dar la posibilidad a los oficiales de continuar en la carrera universitaria a lo largo de su carrera.

- Si se quiere llevar hasta el extremo el considerar la formación de los oficiales como la de los cuerpos de funcionarios del Estado, se puede exigir para su entrada la obtención de un grado universitario y una oposición. Posteriormente, su forma- ción militar se llevaría a cabo en las Academias durante dos años al cabo de los cuales recibirían el despacho de Teniente.

Esta variante ya se observa en la ley, pero se combina con el acceso directo, lo que producirá, sin duda, nume- rosos problemas de todo tipo.

La ventaja de este sistema sobre el actual es que los dos años de las Academias son exclusivamente para la for- mación militar, mientras que actualmente, al cursarse a la vez las dos carreras se inter- fieren hasta el final.