Félix González Bueno
General de División
Se trataba de elaborar unas Ordenanzas que de manera
definitiva delimitasen el tratamiento debido a
los indios americanos, terminando con costumbres
y corruptelas que ocasionaban maltrato o trato injusto
a los indígenas. A través de sus 35 artículos, se
regula su régimen de vida, sus condiciones de trabajo
y ocupación, los límites que habían de seguirse
en su utilización como mano de obra y especialmente
sus derechos como personas con alma humana,
que merecían el respeto de los demás seres
humanos. En consecuencia, a los indígenas se les declaraba
hombres libres y podían tener propiedades, si
bien eran súbditos de una Corona a la que habían de
obedecer y personas que debían ser evangelizadas.
El 27 de Diciembre de 1512 Fernando el Católico
las firma en Burgos, seguramente en la histórica casa
del Cordón, según teoría sostenida por diversos investigadores.
Aparece en ellas la figura del Visitador, como un
cargo nombrado por el gobernador entre los colonos
más antiguos y respetados, que tenían la función de
vigilar el cumplimiento de los artículos contenidos en estas Ordenanzas.Yse establecía que debía de visitar
a los poblados indígenas bajo su cargo al menos
dos veces al año.
de las Leyes de Burgos
ANTECEDENTES PRÓXIMOS
Fue Cristóbal Colon el responsable de que se denominase
con el nombre de “indios” a los nativos aborígenes
del Nuevo Mundo, en su creencia de que en
aquél primer viaje de 1492 había alcanzado las Indias
Occidentales. No hay que olvidar que Colon trataba
de llegar a Cathay, en el norte de China, y que llevaba
credenciales preparadas para el Gran Khan. Buscaba
la ruta Occidental para llegar a Asia una vez que, por
diversas circunstancias adversas, la ruta terrestre de
las especias se había convertida en tan larga como peligrosa.
Y no eran muchas las noticias de aquél Continente,
y menos las referidas al lejano Oriente,
aunque si sabían de sus riquezas y de sus poderosas civilizaciones.
En su falta de conocimientos designaban
con el nombre global de “India” a grandes áreas de
Asía, quizás porque en alguno de sus puertos era posible
comprar especias. Componían el viaje 3 carabelas
y 100 hombres.
Por estas razones fue grande la sorpresa de los descubridores
al llegar a las costas de San Salvador y encontrarse
nativos semisalvajes, sin rastro alguno que
anunciase grandes civilizaciones, con un extraño lenguaje
que dificultaba el entendimiento mutuo, hasta
el punto de llegar a considerarlos una especie extraña,
dudando sobre si su alma fuese la propia y verdadera
de los seres humanos.
Si a ello unimos el carácter comercial que caracterizaba
aquella expedición, es fácil de entender que sin
entrar en mayores disquisiciones filosóficas, asumieran
como posible y rentable utilizarles como mano de
obra barata y traerlos de vuelta a la metrópoli como
esclavos con los que poder comerciar. No debemos
olvidar que en aquella época la esclavitud existía en
Europa, y era consideraba como algo normal.
Esa circunstancia propició que el segundo viaje del
año 1493, se programase y preparase con gran magnitud
de medios y extrema rapidez. Lo constituyeron
17 navíos y unas 1.200 personas, y curiosamente fue
el clérigo Juan Rodríguez de Fonseca, persona de ascendiente
en la Corte, el encargado de organizar los
preparativos de este viaje demostrando gran eficacia
y capacidad. Y digo curiosamente, porque pronto se
puso de manifiesto una abierta enemistad contra el espíritu
mercantilista y monetario que distinguía a la familia
Colon.
Sin embargo, desde 1495 se empieza a discutir en el
seno de la Iglesia Católica la licitud o no de esclavizar
a los indios. Algo que a la sensibilidad de la Reina
Isabel le repugnaba ciertamente y, aunque siguieron
llegando indios hasta 1497, tres años más tarde consiguió
influir en su esposo Fernando para decidir liberarlos
de su esclavitud y devolverlos a sus lugares
de origen, dando instrucciones a Nicolás de Ovando
para que fuesen bien tratados por todos.
Y es que pronto, tras los primeros años del descubrimiento,
se hizo público y notorio en la metrópoli el maltrato que determinados personajes infligían a los
indígenas sometiéndoles a unas condiciones de trabajo
y servidumbre que hicieron levantar voces contra
tales desmanes, especialmente por parte de
monjes y eclesiásticos que se destacaron en estas denuncias.
En este aspecto, merece ser mencionado el
memorial que Juan de Fonseca, que ya había iniciado
su etapa indiana, y que lo remite a la Corona
facilitando información y alegatos, razonando como
los indios debieran asentarse en poblados con una
autoridad propia que les organizase y protegiese contra
aquellos que trataran de atacarlos o maltratarlos.
En los días finales de aquel mismo año los Reyes
Católicos firman su conocida defensa de las Encomiendas,
de la figura de un personaje, el Encomendero,
que podía recibir un número determinado de
indígenas, que bajo su mando trabajarían en las tareas
que se les encomendase, proveyéndoles a cambio
de un salario, comida o vivienda según los que
en cada caso determinado procediese. De esta manera
la esclavitud no estaba permitida, aunque se vieran
obligados a un régimen de trabajo obviamente
difícil de comprobar. El año siguiente, en 1504,
muere Isabel la Católica y en su testamento se contiene
la preocupación por lo que pensaba había de
servir para mejorar la vida de sus súbditos americanos.
LAS LEYES DE BURGOS.
“REALES ORDENANZAS PARA EL BUEN
REGIMIENTO Y TRATAMIENTO DE LOS
INDIOS”.
Hace 500 años Burgos fue escenario de
la promulgación de estas Leyes, que han
sido reconocidas como uno de los
antecedentes de la Declaración
Universal de Derechos Humanos.
Un acontecimiento singular de especial relevancia
en la Historia de la Colonización española en América,
que merece ser recordado y difundido
Fernando el Católico, aunque con los altibajos propios
de su política, continuo la trayectoria iniciada
por Isabel y en 1512, incentivado por los requerimientos
que procedían de los clérigos asentados en
América, algunos tan llamativos como el famoso
sermón del dominico fray Montesinos en la Navidad
del 1511, toma la decisión de reunir a los teólogos
más afamados de la Corte y bajo la dirección y coordinación
de Fonseca formó la que se denominó
como “Junta de Burgos”, que estuvo trabajando en
los conventos de San Pablo y San Francisco de esa
ciudad. (Ambos, hoy desaparecidos, fueron durante
décadas cuarteles de Caballería e Intendencia, respectivamente, tras la desamortización de Mendizábal).
Además del mencionado Fonseca, la formaron
Martin de Paz, Pedro de Covarrubias y Juan López
de Palacios Rubios.
A efectos de contextualizar este momento, será
bueno recordar dos aspectos puntuales: Uno, para
destacar cómo a pesar de la distancia y de las dificultades,
España se movió con rapidez para conseguir
la colonización. Desde 1494 en el que el
“Tratado de Tordesillas” divide el Mundo entre España
y Portugal, se aceleró más si cabe, de manera
que en 1496 ya existía Santo Domingo, en 1503 se
crea la Casa de Contratación en Sevilla, y en 1511
se funda la Habana en Cuba. Y, en segundo lugar
conviene apuntar que estas Leyes se dictan en un entorno
de una gran convulsión cultural. El Humanismo
y el Renacimiento están adueñándose del
panorama social, dejándose atrás los valores y principios
que habían dominado la Edad Media. De
hecho, en años sucesivos se mantuvo vivo el debate
ético y social, y se produjeron pequeños cambios en
las Leyes, tanto en 1513, como en 1520, donde otro
dominico burgalés, Francisco de Vitoria ponía las
bases del llamado Derecho Internacional, al establecer
que todas las personas, por el mero hecho de
serlo, eran iguales en derechos y debían gozar de una
mínima libertad…Todo un logro precursor de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos conseguida
en 1948.
Comentario aparte merece el llamado “Requerimiento”,
que desde 1514 trataba de reglamentar la
liturgia ante nuevos descubrimientos. Explica cómo
había de reunirse a los indígenas y anunciarles, de la
forma más adecuada posible, quienes eran los descubridores
y cómo se invitaba a los nativos a ser súbditos
de la Corona española, y de las ventajas que
ello les acarrearía si lo hacían de buen modo. Es fácil
imaginar la indudable dificultad que debía suponer
llevar a cabo tal requisito.
Mientras tanto el incansable Juan de Fonseca, entrega
en 1518 otro Memorial a la Corona. Habían fallecido
ya Fernando el Católico y el cardenal
Cisneros, así que es Carlos, I rodeado de flamencos,
y recién jurado su reinado, quien lo recibe. Y surte
efectos, porque en Granada (1526) se modifican en
parte las Ordenanzas de 1512, y más tarde en Barcelona
en 1542, se promulgan las “Leyes Nuevas de
Indias”, tras ser oídos en Cortes tanto a Francisco de
Vitoria como a Bartolomé de las Casas, quienes venían
proponiendo desde varios años atrás tal remodelación,
especialmente para evitar abusos de los
Encomenderos.
500 años
de las Leyes de Burgos
Aunque las Leyes fueron sucesivamente mejorando,
especialmente con Felipe II, hombre prudente
y minucioso que cambio el concepto de conquista
por el de poblamiento con sus Leyes de 1573, lo
cierto es que el paso dado con las “Leyes de Burgos”,
constituyó un extraordinario avance digno de
destacarse con justo orgullo, como ocurre con un
gran porcentaje de actuaciones promovidas por España
en aquellas tierras.
Ya nivel personal, me gustaría concluir resaltando
el extraordinario caudal de personas que van apareciendo
en cuanto se ahonda en la búsqueda de rastros
sobre hechos acaecidos en esa gran epopeya hispana
que supuso el descubrimiento y la colonización americana,
sin la que no se entiende gran parte de nuestra
Historia. Se entrecruzan unas con otras, como si
de cerezas se tratara, y se acaban descubriendo facetas
inéditas de una pléyade de personajes
que dejaron
parte de su vida y su entusiasmo, en aquella
extraordinaria proeza de la que tantos retazos merecen
ser destacados.
Del año 1512 al 1812, los indios americanos pasaron
de ser súbditos de la Corona de Castilla a ciudadanos
españoles, en el recorrido histórico que va
desde las Leyes de Burgos a la Constitución de
Cádiz, conocida popularmente por el sobrenombre
de la “Pepa”. En torno a estas dos celebraciones, en
el próximo mes de Septiembre de este año, se desarrollaran
las “V Jornadas de Cultura de la Defensa”
en colaboración con la Universidad de Burgos.