l iniciar su gobierno del Sahara el general Héctor Vázquez, le extrañó que el combate de Edchera hubiera causado tantas bajas, y quiso informarse por los jefes y oficiales, ya que el Diario de Operaciones era demasiado escueto.

Tenía razón y a los cincuenta años vale la pena dar cuenta de la operación, con los datos de la 3ª Compañía que allí mandé, y los del teniente

A

Ismael Barco –hoy coronel– que mandó la base de fuegos de la Bandera, durante todo el combate.

La Saguia el Hamra tiene orientación Sur-Norte. En el borde Este queda Edchera, y en el Oeste el Messeid. Pasada Edchera, la Saguia recobra su orientación general Este-Oeste. En sus bordes hay profundas oquedades y trincherones naturales, y en el fondo, pequeños montículos y hondonadas con matas secas, donde es fácil ocultarse.

En noches sin luna, las bandea armadas, procedentes del Messeid y Edchera, 25 km. al Este de El Aaiún –reforzadas por las de Tafudart, cinco kilómetros al Este- atacaban nuestras posiciones defensivas, alcanzando con vehículos y camellos, la playa de Sidi Atman, donde desembarcaban los suministro para El Aaiún.

La IV Bandera ocupaba las posiciones defensivas, y la XIII, en reserva, protegía los convoyes y daba seguridad y limpieza de bandas a la zona.

Defendía el Subsector el coronel Mulero, preocupado por la escasez de fuerzas, cuando a las siete de la mañana del 13 de enero de 1958, la XIII Bandera, al mando del comandante Rivas Nadal, salió en dirección a Edchera, para reconocer la zona y lograr información de contacto. Cada compañía llevaba un pelotón de ametralladoras, quedando en la base de fuegos un pelotón y la sección de morteros de 81 mm. Un sólo enlace de radio comunicaba la compañía de vanguardia con el Subsector en El Aaiún.

Iba en vanguardia, la 2ª compañía, del capitán Jaúregui, llevando la 1ª sección, del teniente Gamborino, en los únicos yeeps, el resto y sus ametralla-

del Combate de Edchera
50 ANIVERSARIO
doras, en camiones. Tras él, las secciones de los tenientes Ochoa y Carrillo
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Detrás, la 3ª compañía, al mando del teniente Vizcaíno su capitán Venerando Pérez había muerto por sus heridas sufridas en la emboscada del 30 de noviembre. Faltaba también el teniente Huertas, herido grave dicho día. Quedaban sólo dos tenientes: el que esto escribe, y Lafuente, agregado de la 1ª compañía. La cual iba en reserva, atendiendo al flanco Este, mandada por el capitán Girón, con los tenientes Gómez Zarzano y Moreno García, más el brigada Fadrique al mando de la 3ª sección.

El enemigo ocupaba bastante frente, bien cubierto de vistas y fuegos, gracias a los trincherones y oquedades del borde Este de la Saguia. Estaba reforzado por otro grupo procedente del Messeid, y se esperaba la posible actuación de un tercero.

Al llegar la Bandera a las 10’30 a la zona de Edchera, recibía los primeros disparos, y se ordenó a la 2ª compañía fijar al enemigo, para lo cual la sección de cabeza cerró sobre los vehículos hasta que se pincharon sus ruedas, muriendo el teniente Gamborino y el conductor del jeep, quedando la sección desplegada detrás, entre los vehículos y el acantilado.

Su capitán, Jaúregui, se adelantó con la sección de Carrillo, para alcanzar el paso del Edchera, y al ver varios camellos ya ensillados, les mataron a tiros. La sección de Ochoa, tuvo bajas intentando asaltar la pequeña meseta, al oeste del paso.

El comandante ordenó a la 3ª compañía un rápido ataque al borde Este de la Saguia, y ocupar el flanco norte de la Bandera; a la 1ª, en reserva, alcanzar el paso, y bajar al fondo de la Saguía, impidiendo al enemigo escapar hacia Tafudart, como hizo en el combate del Messeied el 22 de diciembre. El capitán
Girón, enlazado por radio con el comandante, inicia el descenso para cortar la retirada al enemigo por el paso del Edchera.

La 3ª compañía avanzó hacia el borde de la Saguia, llevando en cabeza dos

Manuel Álvarez López
secciones y las ametralladoras, que en terreno tan llano no podían tirar por encima de sus tropas, mientras que el tiro rasante recibido, exigía estar tendidos, y avanzar por saltos cortos, a pecho descubierto. El fuego enemigo les paró a 150 metros del borde Este, ocasionando muchas bajas. Su jefe, el teniente Vizcaíno y el teniente Lafuente, heridos. Las bajas se desangraban pidiendo agua, pero no había cantimploras. Se esperaba el camión del pelotón de ametralladoras, con repuesto de municiones, pero pinchó 200 metros detrás, quedando acribillado, sólo se salvó el conductor. El enemigo empezó a envolvernos por el flanco Norte, avanzando tranquilo, a saltos cortos.

Ante el peligro de quedar envueltos, el comandante mandó que la Reserva saliese de su línea en el fondo de la Saguia sin su 3ª sección. Ésta, mandada por Fadrique, se agregó a la compañía de Jaúregui. Las otras dos secciones de la 1ª compañía rechazaron al enemigo del flanco Norte, pero recibió varias bajas entre los que destacamos la del teniente Gómez Zorzano.

Desde El Aaiún, el coronel Mulero, seguía por radio la actuación de la Bandera, y cuando las dos secciones de la 1ª compañía subían del fondo de la Saguia, oyó la voz capitán Jaúregui decir: ·“Mi comandante, Girón se va arriba y yo me quedo solo. ¿Por qué nome dejamás refuerzos?... No puedo seguir hablando. Viene un grupo de moros hacia mi”. Esto nos lo refirió posteriormente el teniente Martínez Aguilar, Jefe del Centro de Transmisiones.

El coronel Mulero mandó salir inmediatamente una compañía de la IV bandera de las posiciones defensivas de El Aaiún, mandada por el teniente Martínez Aguilar, con guías de Tropas Nómadas, para transmitir al comandante Rivas la orden: “Romper el contacto y volver a El Aaiún”.

Durante la bajada y subida del fondo de la Saguia, las dos secciones no habían recibido ningún tiro, pero un grupo, oculto en el terreno, con otro mayor, bajado del Messeied, atacó de frente y flancos al capitán Jaúregui y la sección de Fadrique, sostuvieron un violento combate llegando al cuerpo a cuerpo. El capitán quedó atravesado de balazos y cuchilladas, el brigada Fadrique protegió la retirada de sus hombres gracias al fusil ametrallador del legionario Maderal, pero murieron 20 hombres de loa 31 de la sección.

CuandoMorejón con su compañía comunicó al comandante Rivas la orden de repliegue, ya habían muerto Jaúregui y sus hombres, y la Bandera tenía empeñadas sus unidades en un sólo escalón, muy cera del borde Este de la Saguía, con muchas bajas, sin poder moverse en zona tan batida, pese a que la base de fuegos hacía concentraciones de 200 granadas de mortero en los trincherones y escarpados de la Saguia. El comandante ordenó al capitán Morejón cubrir con la compañía el flanco Sur de la Bandera y al teniente Martínez Aguilar que sus moros vigilasen la retaguardia en dirección a Tafudart. Cumpliendo el Credo Legionario, no pensaba dejar abandonado un sólo cadáver; por la tarde, empleó los dos carries blindados, de tracción semi-oruga, para recoger cadáveres y heridos próximos al borde de la Saguia, replegándose al concluir.

Cuando, a las seis de la tarde hicimos el repliegue, decrecía el fuego y tuvimos pocos heridos. Ordenó el Comandante reconocer el fondo de la Saguia para recuperar cadáveres, pero sin resultado, dada la resistencia enemiga y lo avanzado de la tarde. Durante la noche, la Bandera estableció en defensiva circular alrededor de los vehículos, comunicando al Coronel que no abandonaría ni un cadáver.

Al amanecer se inició la acción, al tener que atacar en frente estrecho, concentrando todo el fuego disponible modificando el ataque. Aquella noche, el gran quebranto obligó al enemigo a romper el contacto, y huyó a Tafudart, tras recoger el armamento de sus bajas y destruir un depósito de municiones.

El día siguiente, el teniente Barco encontró en el fondo de la Saguía los cadáveres acribillados del capitán Jaúregui, el brigada Fadrique, con algún legionario suyo, el sargento Vega. Todo indica que Fadrique y Maderal cubrieron la retirada en que de 31 murieron 20. Del adversario se recogieron 50 cadáveres, de los que 30 estaban el fondo de la Saguía y los otro 20 por zonas escabrosas del borde Este.

El enemigo tendría 500 hombres, perfectamente organizados, uniformados y municionados, con excelente moral, que sostuvieron el fuego desde las 10’15 hasta las 18’15, con ideas tácticas acertadas al organizar sus defensas del frente Este y el flanco Sur para evitar envolvimientos, y otro grupo numeroso en el borde Oeste como reserva, que descendió del Masseid para atacar al capitán Jaúregui. Las bajas nuestras fueron 87; de ellos 37 muertos: 2 oficiales, 4 suboficiales y 31 de tropa; y 50 heridos: 2 oficiales, 2 sargentos y 46 de tropa.

La causa del gran número de bajas propias fueron provocadas porque el enemigo logró una progresiva acumulación de personal, material y medios dirigidos a atacar como objetivo final el Aaiún, y que la XIII Bandera tenía que reducir y, si era posible, eliminar.