Ismael Barco –hoy coronel– que mandó la base de fuegos de la
Bandera, durante todo el combate.
La Saguia el Hamra tiene orientación Sur-Norte. En
el borde Este queda Edchera, y en el Oeste el Messeid.
Pasada Edchera, la Saguia recobra su orientación general
Este-Oeste. En sus bordes hay profundas oquedades
y trincherones naturales, y en el fondo, pequeños
montículos y hondonadas con matas secas, donde es
fácil ocultarse.
En noches sin luna, las bandea armadas, procedentes
del Messeid y Edchera, 25 km. al Este de El
Aaiún –reforzadas por las de Tafudart, cinco kilómetros
al Este- atacaban nuestras posiciones defensivas,
alcanzando con vehículos y camellos, la playa
de Sidi Atman, donde desembarcaban los suministro
para El Aaiún.
La IV Bandera ocupaba las posiciones defensivas,
y la XIII, en reserva, protegía los convoyes
y daba seguridad y limpieza de bandas a la zona.
Defendía el Subsector el coronel Mulero, preocupado
por la escasez de fuerzas, cuando a las siete de
la mañana del 13 de enero de 1958, la XIII Bandera,
al mando del comandante Rivas Nadal, salió en dirección
a Edchera, para reconocer la zona y lograr
información de contacto. Cada compañía llevaba un
pelotón de ametralladoras, quedando en la base de
fuegos un pelotón y la sección de morteros de 81
mm. Un sólo enlace de radio comunicaba la compañía
de vanguardia con el Subsector en El Aaiún.
Iba en vanguardia, la 2ª compañía, del capitán Jaúregui,
llevando la 1ª sección, del teniente Gamborino, en los únicos yeeps, el resto y sus ametralla-
doras, en camiones.
Tras él, las secciones de los tenientes
Ochoa y Carrillo
.
Detrás, la 3ª compañía, al mando
del teniente Vizcaíno su capitán Venerando
Pérez había muerto por sus
heridas sufridas en la emboscada del
30 de noviembre. Faltaba también el
teniente Huertas, herido grave dicho
día. Quedaban sólo dos tenientes: el
que esto escribe, y Lafuente, agregado
de la 1ª compañía. La cual iba
en reserva, atendiendo al
flanco Este, mandada por el
capitán Girón, con los tenientes
Gómez Zarzano y
Moreno García, más el brigada
Fadrique al mando de
la 3ª sección.
El enemigo ocupaba bastante
frente, bien cubierto de
vistas y fuegos, gracias a los
trincherones y oquedades del
borde Este de la Saguia. Estaba
reforzado por otro
grupo procedente del Messeid,
y se esperaba la posible
actuación de un tercero.
Al llegar la Bandera a las
10’30 a la zona de Edchera,
recibía los primeros disparos,
y se ordenó a la 2ª compañía
fijar al enemigo, para
lo cual la sección de cabeza
cerró sobre los vehículos
hasta que se pincharon sus
ruedas, muriendo el teniente
Gamborino y el conductor
del jeep, quedando la sección
desplegada detrás, entre
los vehículos y el acantilado.
Su capitán, Jaúregui, se adelantó con la sección de Carrillo, para alcanzar
el paso del Edchera, y al ver
varios camellos ya ensillados, les
mataron a tiros. La sección de
Ochoa, tuvo bajas intentando asaltar
la pequeña meseta, al oeste del paso.
El comandante ordenó a la 3ª compañía un rápido ataque al borde
Este de la Saguia, y ocupar el flanco
norte de la Bandera; a la 1ª, en reserva,
alcanzar el paso, y bajar al
fondo de la Saguía, impidiendo al
enemigo escapar hacia Tafudart,
como hizo en el combate del Messeied
el 22 de diciembre. El capitán
Girón, enlazado por radio con el comandante,
inicia el descenso para
cortar la retirada al enemigo por el
paso del Edchera.
La 3ª compañía avanzó hacia el borde de la Saguia, llevando en cabeza dos
secciones y las ametralladoras,
que en terreno tan llano no
podían tirar por encima de sus tropas,
mientras que el tiro rasante recibido,
exigía estar tendidos, y avanzar por
saltos cortos, a pecho descubierto. El
fuego enemigo les paró a 150 metros
del borde Este, ocasionando muchas
bajas. Su jefe, el teniente Vizcaíno y
el teniente Lafuente, heridos. Las
bajas se desangraban pidiendo agua,
pero no había cantimploras. Se esperaba
el camión del pelotón de ametralladoras,
con repuesto de
municiones, pero pinchó 200 metros
detrás, quedando acribillado, sólo se
salvó el conductor. El enemigo empezó a envolvernos por el flanco
Norte, avanzando tranquilo, a saltos
cortos.
Ante el peligro de quedar envueltos,
el comandante mandó que la
Reserva saliese de su línea en el
fondo de la Saguia sin su 3ª sección. Ésta, mandada por Fadrique, se
agregó a la compañía de Jaúregui.
Las otras dos secciones de la 1ª compañía rechazaron al enemigo del
flanco Norte, pero recibió varias
bajas entre los que destacamos
la del teniente Gómez Zorzano.
Desde El Aaiún, el coronel
Mulero, seguía por radio la actuación
de la Bandera, y cuando
las dos secciones de la 1ª compañía
subían del fondo de la Saguia,
oyó la voz capitán Jaúregui
decir: ·“Mi comandante, Girón se
va arriba y yo me quedo solo. ¿Por qué nome dejamás refuerzos?...
No puedo seguir hablando.
Viene un grupo de moros
hacia mi”. Esto nos lo refirió posteriormente el teniente Martínez Aguilar,
Jefe del Centro de
Transmisiones.
El coronel Mulero mandó salir inmediatamente una compañía
de la IV bandera de las
posiciones defensivas de El
Aaiún, mandada por el teniente
Martínez Aguilar, con guías de
Tropas Nómadas, para transmitir
al comandante Rivas la
orden: “Romper el contacto y
volver a El Aaiún”.
Durante la bajada y subida
del fondo de la Saguia, las dos secciones
no habían recibido ningún
tiro, pero un grupo, oculto en el terreno,
con otro mayor, bajado del
Messeied, atacó de frente y flancos
al capitán Jaúregui y la sección de
Fadrique, sostuvieron un violento
combate llegando al cuerpo a
cuerpo. El capitán quedó atravesado
de balazos y cuchilladas, el brigada
Fadrique protegió la retirada de sus
hombres gracias al fusil ametrallador
del legionario Maderal, pero murieron 20 hombres de loa 31 de la
sección.
CuandoMorejón con su compañía
comunicó al comandante Rivas la
orden de repliegue, ya habían
muerto Jaúregui y sus hombres, y la
Bandera tenía empeñadas sus unidades
en un sólo escalón, muy cera del
borde Este de la Saguía, con muchas
bajas, sin poder moverse en zona tan
batida, pese a que la base de fuegos
hacía concentraciones de 200 granadas
de mortero en los trincherones y
escarpados de la Saguia. El comandante
ordenó al capitán Morejón cubrir
con la compañía el flanco Sur de
la Bandera y al teniente Martínez
Aguilar que sus moros vigilasen la
retaguardia en dirección a Tafudart.
Cumpliendo el Credo Legionario,
no pensaba dejar abandonado un
sólo cadáver; por la tarde, empleó
los dos carries blindados, de tracción
semi-oruga, para recoger cadáveres
y heridos próximos al borde de
la Saguia, replegándose al concluir.
Cuando, a las seis de la tarde hicimos
el repliegue, decrecía el fuego y
tuvimos pocos heridos. Ordenó el Comandante
reconocer el fondo de la
Saguia para recuperar cadáveres, pero
sin resultado, dada la resistencia enemiga
y lo avanzado de la tarde. Durante
la noche, la Bandera estableció
en defensiva circular alrededor de los
vehículos, comunicando al Coronel
que no abandonaría ni un cadáver.
Al amanecer se inició la acción, al
tener que atacar en frente estrecho,
concentrando todo el fuego disponible
modificando el ataque. Aquella
noche, el gran quebranto obligó al
enemigo a romper el contacto, y huyó
a Tafudart, tras recoger el armamento
de sus bajas y destruir un depósito de
municiones.
El día siguiente, el teniente Barco
encontró en el fondo de la Saguía los
cadáveres acribillados del capitán Jaúregui,
el brigada Fadrique, con algún
legionario suyo, el sargento Vega.
Todo indica que Fadrique y Maderal
cubrieron la retirada en que de 31 murieron
20. Del adversario se recogieron
50 cadáveres, de los que 30 estaban
el fondo de la Saguía y los otro
20 por zonas escabrosas del borde
Este.
El enemigo tendría 500 hombres,
perfectamente organizados, uniformados
y municionados, con excelente
moral, que sostuvieron el fuego desde
las 10’15 hasta las 18’15, con ideas
tácticas acertadas al organizar sus defensas
del frente Este y el flanco Sur
para evitar envolvimientos, y otro
grupo numeroso en el borde Oeste
como reserva, que descendió del
Masseid para atacar al capitán Jaúregui.
Las bajas nuestras fueron 87; de
ellos 37 muertos: 2 oficiales, 4 suboficiales
y 31 de tropa; y 50 heridos:
2 oficiales, 2 sargentos y 46 de tropa.
La causa del gran número de bajas
propias fueron provocadas porque el
enemigo logró una progresiva acumulación
de personal, material y medios
dirigidos a atacar como objetivo
final el Aaiún, y que la XIII Bandera
tenía que reducir y, si era posible, eliminar.