l relatar lo que ha sido una
experiencia fuerte, se encuentran
dos barreras: la del
tiempo, que nos impide plasmar con
la riqueza que deseamos lo vivido, y
la del corazón, que a veces no sabe
describir los sentimientos. Sin embargo,
esto no debe frenar la imperiosa
necesidad que tengo de contarlo.
les
diga, que los de aquellos niños se han quedado
grabados en las mías.
Te invito a que conozcas a Ahmed y a
otros muchos niños. Déjales que te miren,
que entren en tu vida. Participa de esta locura.
Puedes escribir a buzon@sosinfancia.es o bien informarte mejor en www.sosinfancia.es.
No tenemos ningún gasto en gestión con el
fin de que todas nuestras aportaciones
vayan íntegras a los niños. Todos somos
voluntarios y nadie percibe remuneración
por su trabajo.
En la Medina de Tánger, SOS Infancia
tiene un centro de acogida
para menores llamado Casa Nazareth.
Atendido por los Hermanos
Franciscanos de la Cruz Blanca,
profesionales de la psicología, trabajadores
sociales y voluntarios, se
les da una nueva oportunidad a chicos
entre siete y dieciocho años que
se encuentran en situación de riesgo,
víctimas de malos tratos, chicos
abandonados, delincuentes, niños
explotados sexualmente, cuya única
perspectiva es viajar a Europa. Se
les intenta dar una educación integral
en valores, reinsertarlos en la
sociedad marroquí.
Llegamos el Páter y yo a Tánger, un
lunes dieciséis de julio de dosmil siete,
con la suerte de vivir en el primer
mundo, con las necesidades básicas
más que cubiertas. En esta situación y,
embarcado en un viaje tan desconocido,
nunca pude imaginar lo que esta
experiencia iba a significar enmi vida.
Marruecos, país de tránsito, tolera
cada vez peor la presión de los miles
de inmigrantes que atraviesan cada
año su territorio. LaUnión Europea ha
transformado su frontera en una
puerta infranqueable para los que ilegalmente
pretenden acceder a Occidente
desdeÁfrica. Se han endurecido
los controles y la vigilancia de sus
fronteras. Aparece un nuevo fenómeno
demigración internacional, formándose
bolsas de inmigrantes en las
ciudades y las zonas limítrofes de
Tánger, donde los afectados viven en
condiciones infrahumanas.
En esta situación, pude descubrir a
niños prematuramente adultos, “emigrantes precoces”, que se sitúan
en la frontera social, en esa
franja contradictoria donde se encuentran
las lógicas del mundo globalizado.
Ellos, son las primeras
víctimas de estas situaciones jurídicas,
sociales y económicas no resueltas
de nuestros sistemas.Apesar
de ello, el fenómeno de los niños de
la calle no es nuevo en este país.
Treinta y cinco minutos separan
mundos diametralmente opuestos.Un
impacto brutal, que hacen replantearte todos
los principios.
Se nos presentó otra forma de vida insólita,
traumatizante. Los niños de Tánger
nos reciben con los brazos abiertos, una
oleada de manos y peticiones nos abofetean.
El corazón se encoge, entregas hasta
el último objeto de tu mochila.
Aquellas almas despojadas de infancia,me
miran como si fuese el Mesías de piel clara,
que viene a rescatarles del despreciable abandono
en el que se encuentran inmersos.
Inmediatamente me doy cuenta de que
poco puedo hacer ante tanta injusticia. ‘No está en mis manos’, me decía, mientras
devolvía con una sonrisa las divertidas
carantoñas de aquellos avispados niños,
que han sufrido en sus escasos años de
vida más de lo que yo haya podido sufrir
en mis veintisiete años.
Miles de sensaciones… difícil encontrar
las palabras. Hay noches en
los que los sueños me abordan, y me
devuelven a aquel increíble lugar. Allí
estoy, sentado en una habitación repleta
de niños abandonados, repudiados,
sin pasado conocido y despreciados por
la mayoría.
Ahmed me mira. Se acerca para que
le enseñe algo nuevo. La necesidad de
sobrevivir le ha llevado a un nivel impropio
para un chico de su edad. Sigo
escuchando su dulce voz recitando el
abecedario en castellano. Saco de mi
bolsillo una chocolatina, y ante mi
asombro, él, agradecido me ofrece la
mitad… No buscaba la golosina, sino
un poco de cariño. El tiempo que había
dedicado a Ahmed, era el bocado más
dulce que jamás había probado.
Cómo puede ser, que teniendo nosotros
de todo, estos niños sobrevivan
recogiendo restos de las basuras, mendigando
unas monedas o malviviendo, simplemente
con la única esperanza de poder
ver la luz del día siguiente. Y, a pesar de
todo, descargamos nuestra conciencia con
el falso argumento de que el problema no
es responsabilidad nuestra o nos escudamos
en una mísera propina, muy elogiable
sin duda, pero que ignora la realidad diaria
que nos ofrece esta sinrazón tan cercana.
Sin embargo, las escasas ayudas y medios
con los que cuenta SOS Infancia, lejos de
agotar sus esperanzas, les hace trabajar aun
más duro por sacarlos adelante.
ElArzobispo de Tánger, Monseñor SantiagoAgrelo
Martínez nos abrió las puertas
de su casa, quiere ser uno más en esa montaña
levantada a pulso por los heroicos buscadores
de sueños que hacen realidad este
proyecto. En el que también se encuentran,
multitud de voluntarios, que un día renunciaron
a la comodidad de un mundo fácil.
Quizás estos fervorines pasarán y en la
vida tendré que levantarme una y otra
vez. Pero tengo la certeza queAhmed estará
siempre a la puerta de mi corazón, deseando
darme aquella chocolatina que
tanto me enseñó.
Me enseñaron que quien contempla de
cerca y con recogimiento una imagen, acaba
convirtiéndose en lo que ésta representa.
Para que se realice este cambio hay una
condición: que esa imagen llegue y toque a
cada uno, y ponga en el corazón el fuego de
un amor grande: el del espíritu de aquellos
niños que tanto me han enseñado.
Nunca mis temores superarán el amor
que le tengo, a él y a cada uno de estos chicos
de la calle. Isaías dice que “Dios tiene
grabados nuestros nombres en las palmas
de sus manos”, pues créanme cuando
Hace ya tres años el Páter Ignacio
María Doñoro de los Ríos, Capellán
de la Academia de Oficiales de la
Guardia Civil de Aranjuez, me
habló de que entre un grupo de familias
del Cuerpo habían creado una
ONG.
Curioseé su páginaWeb: www.sosinfacia.es, se trataba de algo nuestro,
todos nos conocíamos, entre doscientas
cincuenta familias del Cuerpo habían
creado algo muy grande. “No
puedo cambiar el mundo pero si
puedo cambiar el mundo de una persona”,
leí en laWeb.